Salir de karaoke, una costumbre bien japonesa
Una costumbre muy presente en la cultura popular japonesa, en la televisión, el cine, el manga, el anime, es el karaoke. Este tipo de entretenimiento ha pegado fuerte en Asia en general y en Japón en particular y habría que indagar en algún libro de psicología el porqué, ¿no es cierto?
El karaoke, algo que tal vez en otras partes del mundo se practica mucho menos, con algunas copas demás y para reírse un buen rato o sacarse la vergüenza de encima, en Japón no tiene nada de malo, no es vergonzoso y está presente en casi todas las salidas.
Se trata de cantar con un micrófono en mano y sobre una cinta grabada, leyendo la letra de la canción que va coloreándose a medida que pasa, en una pantalla a la vista del cantante improvisado.
Parece que si bien Estados Unidos tiene su participación es en Filipinas donde esta costumbre nace como tal y emigra después a Japón, donde finalmente se inventan las máquinas mas avanzadas. En Japón es costumbre animar las fiestas privadas con algo de música así que el karaoke se volvió esencial. Todavía hoy hay problemas de patentes entre su inventor filipino y su propagador japonés.
Las primeras máquinas de karaoke aparecieron en restaurantes y hoteles y después nacieron los karaoke boxes, tiendas con compartimentos separados. Al comienzo las máquinas utilizaban cassettes, después CD’s y VCD’s, laserdiscs y hoy DVD’s, por supuesto. Algo que ayudó a la fama del karaoke fueron los vídeos que acompañaban las canciones, una bien recibida innovación introducida por Pioneer en los años ’80 y ’90, al mejor estilo MTV.
Lo cierto es que hoy hay karaokes para ordenadores, portátiles y móviles. No ha menguado su popularidad así que si tienes pensado viajar a Japón, otro clásico de clásicos es salir de karaoke alguna noche. Hay muchos karaoke clubs donde puedes encerrarte en un cuarto con amigos, beber, comer y cantar.
Foto 1: vía Todo Box360
Foto 2: vía Hararie Japan

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Creo que la razón principal obedece, a deshinibirte, además comprender que en la vida no todo es competencia, sino un rato de alegría.