Hatsumode, la primera visita del año al santuario
Los japoneses tienen distintas celebraciones y durante los últimos días del año y los primeros del año entrante no se trabaja, no se estudia y se tienen unas mini-vacaciones. Mucha gente, la mas religiosa o tradicionalista, hace lo que el budismo y el sintoísmo le indican y así salen de visita a un santuario los primeros días del Año Nuevo.
Esta costumbre se llama Hatsumode y es la primera visita a un santuario en el año que se inicia. Mucha gente visita un templo budista en lugar de un santuario sintoísta y muchos, en lugar de hacer esa visita el primer día, la hacen el segundo o el tercer día del año nuevo aprovechando que no son días laborales. Durante la visita la gente ora para que sucedan buenas cosas, básicamente, y se suelen comprar amuletos nuevos que van a remplazar a los viejos, que se traen al santuario para ser quemados.
Estas mini-vacaciones duran del 29 de diciembre al 3 de enero y durante esos días es increíble la cantidad de gente que ves en las estaciones de tren y metro. ¡Parece que no ha quedado un solo japonés en casa! También los ves después en los templos y santuarios, haciendo cola para quemar sus viejos amuletos o para comprar nuevos.
Durante estos días la costumbre indica que hay que limpiar la casa, pagar deudas y verse con amigos y familiares para intercambiar regalos. Durante el hatsumode es usual vestir kimonos completos, algo que no es usual durante el resto del año, y en general el acto en sí de orar se vuelve algo muy personal muy intimo, aún cuando se visiten santuarios atestados de gente.
Una de las costumbres de este momento es comprar un omikuji, un oráculo escrito con predicciones sobre el trabajo, el amor y los negocios. Si éste predice mala suerte puedes arrojarlo contra uno de los árboles del templo con la esperanza de que la predicción no se cumpla.
Puedes regresar del templo con un omamori, un protector que debes colocar en tu casa para que te proteja todo el año. Pero para que te lo den debes pagar por participar de una ceremonia especial que tiene distintos precios, de acuerdo al nivel de protección divina que desees. Es con este «protector» que regresas al año siguiente, para quemarlo y volver a casa con otro nuevo.

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