- Sobre Japon - https://sobre-japon.com -

Las Joyas Imperiales de Japón

Os hemos hablado en otra oportunidad sobre la familia imperial japonesa, la monarquía hereditaria mas antigua del mundo. Los títulos Tenno (emperador) y Sumera-Mikoto (soberano celestial) fueron adoptados por los gobernantes en el siglo VI d.C. Hubieron muy pocas mujeres emperatrices, 8 solamente, así que se puede decir que aquí ser emperador es cosa de hombres.

Al contrario de sus semejantes europeos, siempre inmersos en la política de sus estados, el emperador japonés durante gran parte de la historia del país no ha tenido mucha participación en el devenir de sus dominios, pues siempre ha estado en el medio de una lucha de poderes entre señores feudales. Por eso, su papel en general ha sido puramente ritual.

Pero como todas las casas reales están las Joyas Imperiales. Contrariamente a las europeas, que uno puede ver en museos o sobre los mismos soberanos en ciertas fiestas o ceremonias, aquí las joyas imperiales no se pueden observar, mal que nos pese. Son tres y tienen una gran carga simbólica.

¿Por qué? Porque son los símbolos de la legitimidad del emperador japonés y los objetos mas sagrados de la religión sintoísta. Son un espejo, una joya y una espada. De acuerdo a la mitología japonesa el espejo sagrado fue utilizado para atraer a la diosa Amaterasu Omikami fuera de la cueva a donde se había refugiado después de que su hermano la ofendiera. Este espejo se guarda hoy en el Santuario Interior, en Ise.

La espada sagrada es la espada que descubrió el hermano de Amaterasu, Susanoo, en la cola de un dragón de ocho cabezas después de haberlo matado. Esta espada de guarda en el Santuario Atsuta en Nagoya. Y finalmente, esta la joya que la diosa le entregó a su nieto Nigi no Mikoto, junto con el espejo y la espada, cuando lo envía a la tierra. El entregó a su vez estas “joyas imperiales” a su propio nieto, Jimmu, el primer emperador de Japón.

La joya permanece en el Palacio Imperial de Tokyo.

Foto: vía Genjutsu