El Periodo Nara
El llamado Periodo Nara comienza sobre el año 710, en el momento en que la ciudad de Heijō-kyō (en las proximidades de Nara) pasó a ser la nueva capital, finalizando el mismo en el año 794 con un nuevo traslado de la capital a la ciudad de Heian-kyō (actual Kioto). La capital del imperio durante este periodo fue construida siguiendo las mismas líneas de la Dinastía Tang de China, y es entonces cuando el sistema burocrático alcanza su apogeo.
Las corrientes filosóficas confucionista y budista, muy influyentes en la historia de Japón, se expandieron con el visto bueno del emperador, quien a su vez las utilizó como medio de extender su influencia política aun más. A su vez, y también influenciados por la cultura china, el lenguaje escrito propició la aparición de los primeros registros históricos recopilados de Japón, los llamados Kojiki en el año 712 y el Nihonshoki en el 720. Poco después aparecería el germen de la poesía japonesa, el waka, nacido sobre el año 759.
Las diferencias culturales entre China y Japón ocasionaron que el sistema chino no terminase de cuajar en la sociedad japonesa, lo cual generó numerosos conflictos entre el poder gobernante y el pueblo, así como entre las mismas filas de la corte y los budistas.
El líder de la entonces familia real, Fujiwara no Fuhito falleció en el 720, lo que condujo a un conflicto por la toma de poder entre sus hijos y el príncipe Nagaya, aunque ninguno de ellos llegaría a emperador. Nagaya fue condenado a la pena capital por los hijos de Fuhito, mientras que éstos sucumbieron a la viruela. Tras alcanzar el poder, el emperador Shōmu pasó cinco años (entre el 740 y el 745) desplazando la capital de una ciudad a otra, hasta que se decidió a regresar a Nara.
Las cosas cambiaron significativamente cuando Shōmu decidió abdicar, y fue la emperatriz Kōken quien seguiría gobernando con el apoyo de las máximas autoridades budistas. En el año 764, se produce un fallido intento de golpe de estado por parte del clan Fujiwara y del emperador Junnin, lo cual se saldó con la ejecución de Fujiwara no Nakamaro, instigador del golpe.
Tras esto, la emperatriz continuó gobernando de la mano del budista Dōkyō, quien incluso fue proclamado como aspirante a suceder al emperador (eso si, por un oráculo). Cuando la emperatriz cayó enferma de viruela y falleció, Dōkyō fue alejado de la política, y con él las influencias budistas al gobierno. Desde entonces, política y religión fueron por caminos separados. La corte imperial fue alejada de Nara, en parte para mantenerla a salvo de las influencias del budismo, fuertemente asentado en la ciudad, y se estableció temporalmente en Nagaoka-kyō, antes de mudarse a Heian-kyō en el año 794.

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