- Sobre Japon - https://sobre-japon.com -

Origami, el arte de doblar papel

El arte del Origami consiste en crear formas a base de doblar y plegar papeles, igual que en la papiroflexia, y su nombre en japonés proviene de la unión de dos palabras: oru (plegar o doblar) y kami (papel). Este arte tiene unas normas bastante sencillas, que excluyen el uso de herramientas de cualquier tipo, materiales como pegamento y sólo se pueden doblar los papeles con las manos. En cuanto a los posibles diseños, el único límite está en la destreza del que lo practica, así como en su imaginación, y es común el uso de hojas de varios colores para dar matices a las figuras.

En Origami es posible representar casi cualquier cosa, siempre que tengamos la habilidad y paciencia necesarias para la tarea. En el Origami tradicional se tiene una mayor predilección por las formas vivas, con la naturaleza como principal musa. Los modelos se crean partiendo de trozos de papel cuadrados o rectangulares, y mediante el plegado del mismo vamos obteniendo más caras y ángulos, y dependiendo del modelo que queramos crear, podemos llegar a unos niveles de complejidad asombrosos.

Nacida originalmente en China durante el Periodo Heian, entre los años 794 y 1185, durante algún momento del siglo VI llega a Japón, donde en los primeros tiempos fue considerado como un hobby para adinerados, debido a lo escaso y caro del papel. Durante el Periodo Edo, entre los año 1600 y 1898, surgieron algunas de las más típicas formas de Origami, tales como mariposas, monos, grullas, etc.

Esta técnica fue transmitida desde oriente a occidente en los últimos tiempos de la Ruta de la Seda, aunque su desarrollo hubo de esperar un tiempo, ya que en Europa aun no se veía con buenos ojos aquel invento llamado «papel», siendo preferido todavía el pergamino, mucho menos maleable y flexible.

Pero no sólo es un mero entretenimiento, sino que también ha servido como medio para relajarse para algunas ed las mentes más brillantes, como es el caso de Percy Shelley, Lewis Carroll, José de Ortega y Gasset o Miguel de Unamuno, todos ellos grandes aficionados al arte del Origami.

Foto vía: pelauts